Prof. Haroldo Conti

Prof. Haroldo Conti

lunes, 14 de enero de 2008

Solo a modo de introducción, animandome a escribir… gracias compañeros por darme su apoyo…
Soy Andrea, empleada, ama de casa, mamá de tres niños, futura estudiante de profesorado de Historia, el dinero no alcanza, desayunos a domicilio… en la búsqueda continua… Y creo este proyecto del blog que surgió de charla con compañeros resulta un buen inicio…

Compromiso… difícil tarea… pero no imposible… Siempre está la excusa a flor de piel, no tengo tiempo, los chicos son pequeños, el trabajo, la rutina, bla bla bla. Es real, pero necesito hacer algo, la llamita encendida esperando encender o intentar al menos encender otras llamitas…
Solo pretendo ser consecuente con mis ideales, decir y al hacer no contradecirme; o lo que es peor, al no hacer contradecirme…

Muchas veces me cuesta escribir, me resulta mas fácil hablar… ya lo saben mis conocidos! Al hablar uso las manos, los gestos… al escribir me falta eso... pero intentaré hacerlo lo mas claro y ameno posible.

Me gusta Resistencia Conti. Un tipo al que admiro y respeto profundamente. Y qué decir de la Resistencia… día a día debemos emplearla… en el trabajo, en el tren, con la familia, el grupo de amigos, ni hablar la sociedad.

Creo que del grupo soy la que tiene el perfil más “hippie” por decirlo de alguna manera. Término bastante vapuleado muchas veces, carente de compromiso a veces, flojito… a mi me gusta y si, soy utópica, creo que un mundo mejor se puede… Con nuestro trabajo hormiga, sin conformarnos pero festejando cada pequeño logro.

A mi me van a encontrar citando a Galeano, Walsh, Benedetti, Cortazar, Conti, entre tantos…

Acá estamos… comenzando… Compañeros… A trascender… El motor está en marcha, encaremos para la ruta nomas!

Me gustaría compartir dos cuentos breves de Eduardo Galeano, uno de los tantos que prefiero…

Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur.
Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:
—¡Ayúdame a mirar!


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Celebración de la amistad
En los suburbios de La Habana, llaman al amigo mi tierra o mi sangre.
En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente
del buen pan para las hambres del alma; y llave por...
-Llave, por llave -me dice Mario Benedetti.
Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él
llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de
cinco amigos: las llaves que lo salvaron.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola soy la bandida_urbana, así se llama mi fotolog, entre por un mensaje que me dejo Cruz del sur y de veras se lo agradezco, está muy lindo este blog. Me gusta mucho Haroldo Conti.Lo visitaré con frecuencia, un abrazo!

Anónimo dijo...

hola soy adriana de la plata ,ama de casa. encontre este blog que me parece muy pero muy bueno ya que trata temas relacionados con lo social y me interesa muchisaimo.Voy a visitarlos seguido casi a diario diria. Un beso!!!!!!